El COVID-19, nuestros muertos aquí y en el exterior

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I.- El ser humano siempre alegre y así planificó pasar el 2020
1.- El ser humano normalmente se comporta de buen humor; se mantiene contento; dispuesto a mondarse, caerse de risa. Sin ningún esfuerzo está presto para celebrar, aplaudir, y tomar las cosas a broma para hacer sentir bien a los demás.
2.- El contentamiento está en lo más profundo del   alma de los hombres y las mujeres que con su trato alegre hacen sentir bien a los que no están condicionados para mantenerse abrumados y transmitir pesadumbre.
3.- El estado de ánimo regocijado es inherente a los humanos, y disfrutan transmitiéndolo en cualquier ambiente, pero le cambia cuando un acontecimiento  viene a marchitar su alborozo. No sorprende que en un abrir y cerrar de ojos, observemos cómo se modifica por un hecho el rostro de un contertulio con quien compartimos muy ameno.
4.-  En menos de lo que canta un gallo, cambian los planes que habíamos detenidamente elaborado. De igual manera, se transforma por algo inesperado lo que con tanto amor pensábamos ejecutar, de donde resulta  que aquello que nos hacía sentir bien  depende  de lo que ocurra en un momento dado.
5.- En el mundo, las personas físicas de los diferentes países, al comenzar el año 2020 elaboraron distintos planes y se habían ingeniado qué hacer en  lo adelante. Con mucho ardor dieron riendas sueltas, luz verde a su pensamiento creando todo lo que serían sus realizaciones en el tiempo por venir.
6.- Actividades deportivas, como los juegos olímpicos en Tokio, ya estaban debidamente planificadas para el mes de  julio 24,  hasta el 9 de agosto, así como otros eventos deportivos que, como el béisbol y el basketball, sirven  para alegrar, si no a todo el universo, por lo menos a una gran parte del mismo.
7.- Cada actividad a efectuarse en el  curso del 2020, encerraba buen estado de ánimo, sin importar que fueran procesos electorales o las más variadas fiestas con orquestas y artistas famosos y preferidos.
II.- El COVID-19, cambió la alegría por la tristeza
8.- La  población mundial  con su  razonar esperando lo bueno en el 2020, en su meditación nunca estuvo reflexionar de que algo sorprendente, pasmoso e inimaginable podía ocurrir de tal forma que el mundo entero se viera obligado a tomar el encierro como única garantía de vida.
9.- Ciertamente, algo que sucede sin esperarlo, impensado, de manera fortuita cambió por completo el modo de ser alegre en los habitantes de cada país, por una súbita y colectiva tristeza que  nos mantiene el estado de ánimo aniquilado.
10.- La COVID-19, quiérase  o no,  en un instante cambió nuestra forma de ser. No hay que ser un sabihondo para comprender que ese  proceder alegre que exhibiéramos con ardor, y la fogosidad que imprimíamos a nuestro alegre sentir, se ha apagado. La vivacidad, la agudeza que en nosotros encierra sonreír con energía, se observa deprimida.
11.- Después de la COVID-19, el ambiente que nos movemos   no motiva estar de buen humor. Es permanecer condicionado para afligirte y conmocionarte pensar que en cualquier momento te van a dar la infausta noticia de que un  familiar o amigo querido está infectado.
12.-  Te mantiene en situación de vigilancia el hecho de permanecer encerrado para impedir ser contaminado, y quien se conserva en estado de alarma está en sobresalto, lo que no es condición humana para alegrarse. La postración moral lleva a la persona a la falta de ánimo.
13.- Es hacer depender tu situación o modo de ser de algo que escapa a tu sana voluntad, el hecho de estar consciente, o sospechar que cada día aumentará el número de seres humanos víctimas de la COVID-19.
14.- Sin tomar en cuenta que sea un individuo sin alma o excitante, lo que a diario estamos viviendo es para llamar la atención al sangre fría y a al ardiente. La COVID-19, impulsa a la preocupación porque siempre trae dolor  interior, gran tribulación, angustia y malos presagios. Ella llegó para hacerle la existencia amarga a todo ser viviente de buenos sentimientos.
15.- Aunque no estemos dispuestos para escuchar lo que nos causa molestia, en esta época de la COVID-19, un día temprano lo primero que recibimos son informaciones de que fulano de tal está agonizando, porque lo contaminó el virus y mengano murió y lo van a enterrar hoy mismo.
16.- La situación se ha puesto que por la presencia de la COVID-19,  algunas personas sin proponérselo son señal o presagio de supersticiosos porque siempre traen esas noticias que nos colocan abatidos.
III.- El COVID-19,  nos ha quitado la alegría por los que han  muerto aquí y  los que emigraron  por la situación económica en nuestro país
17.- Las dominicanas y los dominicanos, sin importar el lugar del planeta tierra donde nos encontremos en estos momentos de la COVID-19,  estamos afectados en nuestro estado de ánimo por la aflicción que nos lesiona el fallecimiento de tantos seres humanos en el mundo entero. Pero nuestro dolor trasciende el territorio nacional, porque a muchos nos motiva pena la muerte de cualquier persona física, pero hoy,  además, estamos golpeados anímicamente por los tantos y tantos compatriotas fallecidos fuera de su lar nativo.
18.- Ese ser humano dominicano, que por padecer una precaria situación económica abandonó la tierra donde nació, es el mismo que, basándose  en su trabajo tesonero, percibe en el extranjero un salario del cual  envía una parte  del que se nutre, en forma significativa, el presupuesto nacional que sirve para resolver problemas vitales de nuestro país, que también es el suyo.
19.- Ese nacional dominicano que murió víctima de la COVID-19,  en New York, España  o en cualquier lugar del mundo, ocupa un espacio  especial en nuestro corazón, y su muerte afecta en lo más hondo nuestros sentimientos. El que muere en condición de inmigrante en el país receptor es un ser humano muy especial para su país de origen.
20.- Particularmente a mí, me impacta saber que aquel que emigra de mi país, murió en condición sumamente difícil, como han  perdido la vida miles de los nuestros en España y New York, principalmente en este último Estado norteamericano, donde se calcula que es alto el número de los nuestros muertos en las más  variadas y dramáticas circunstancias.
21.-  La condición económica es la que lleva a nuestros nacionales a formar parte de la gran masa  de personas que  se deciden por hacer la vida en el extranjero. Aquel que sale  desde la República Dominicana, es una víctima del sistema desigual injusto que predomina aquí, que coloca a la persona en la disyuntiva de que, o pasa hambre en tu país, o lo abandona para encontrar un trabajo asalariado y obtener el pan.
22.- Por el sacrificio que hacen los nuestros al salir de la cuna de su nacimiento para ir al extranjero, hay que valorar altamente esa decisión que mucho significa en lo anímico y personal, porque la emigración tiene componentes sentimentales, económicos, sociales y políticos.
23.- Lo mejor y más sensible del pueblo dominicano tiene motivos más que suficientes para sentirse profundamente afligido porque, hasta ahora, ha estado cerca de los cientos de coterráneos fallecidos en su territorio,   y en el extranjero  miles de connacionales. El nuestro es un país que luego de la COVID-19 ha permanecido vivamente apenado, de duelo
24.- La existencia de un orden económico injusto ha llevado a miles de familiares dominicanos a no estar  al lado de sus parientes que en el extranjero  han perdido la vida contagiados por la COVID-19. Su tormento ha sido doble porque, primero, la nostalgia por la distancia y la ausencia, y, segundo, por la muerte inesperada del pariente que ya no volverá a ver jamás.
25.- Nuestro pueblo ha sufrido  y sufre como consecuencia de la COVID-19, por los compatriotas fallecidos aquí y en el exterior. El momento ha de llegar cuando ninguno de nuestros nacionales se vea obligado a abandonar su territorio para ir a trabajar, y hasta morir, lejos de los suyos.
26.- En la ciudad de New York, han muerto miles de los nuestros y quién sabe en cuales circunstancias. El 2020, que lo recibimos con alegría, se ha modificado en traumático, porque nos ha privado de muchos seres queridos.
27.- Para los compatriotas nuestros muertos víctimas de la COVID-19, debo decir que es de esperar que llegue el día, que espero sea más temprano que tarde, cuando ningún nacional dominicano se vea en la necesidad de morir lejos de los  suyos, porque el sistema injusto de aquí le  privó de trabajar, vivir y morir en su país.
IV.- Procede que nuestra bandera esté a media asta
28.- Es mi creencia, que el Gobierno Central, interpretando el sentir del pueblo dominicano, y como un gesto de solidaridad y expresión de tristeza por los compatriotas  fallecidos  en el país y en el exterior, como consecuencia de la COVID-19, procede decidir  que  en lo adelante, al izar  la bandera nacional permanezca  a media asta, mientras dure la pandemia  y sea está declarada  concluida por la Organización Mundial de la Salud.
Santiago de los Caballeros,
3 de marzo de 2020.

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